Sobre "Diario liberto" de Maximiliano Sacristán

Por Mariano Massone

Conocí a Maxi por intermedio de Mauro. Él me prestó su libro. Hoy lo abrí y lo empecé a leer, todavía no lo terminé, voy por la mitad. Es un diario inmenso, fragmentario, justo para leer salteado y de pasada en pasada. En estos tiempos ya no se pueden leer cosas largas, la época de los novelones de Dostoievsky ya pasó. Ahora lo conciso, rápido, se vuelve necesario. 
Lo mejor de Maxi es que no tiene consuelo: puede ir con quince jóvenes de un partido político a pintar paredes, pero sabe que la vida no está ahí, que siempre está en otra parte. Pasternak les decía a sus contemporáneos en un encuentro de la sociedad de escritores soviéticos: “¡No se organicen!”. Obviamente que cuando los burócratas escucharon ese grito desgarrador arriba del escenario lo bajaron de las orejas, por no decir, a los palazos. 
Maxi es de esos que no se organizan, que dejan que las arañas tejan sus sistemas sigilosamente. Él no posee sistemas, es una red de red y siempre, los que somos redes de redes, los que conectamos lo “inconectable” y desmedidamente somos vistos como gente fuera de su época, pero no por modernos sino por cavernícolas. “El futuro ya fue” decía Libertella, “El futuro llegó hace rato” decían Los Redondos. En esas frases se mantiene lo escrito por Sacristán.

Fragmentos de Diario Liberto:

“Memento 2
Una instantánea. Estar cruzando la llanura en tren, en verano, con el sol cayendo de frente, y de repente, por las ventanillas, una invasión de panaderos que llega desde el campo abierto. Quedan levitando dentro del vagón, ahí, mansitos, al alcance de la mano.

Quoti-dianus 2
Observo al gato desde mi cama, despatarrado como está entre las flores del patio, y noto que ambos nos esforzamos por el mismo cometido: atravesar esta mañana asfixiante de verano de la mejor manera posible. Sí; la fiaca nos hermana, aunque él cuenta con la ventaja de sentirlo sin tener que testimoniarlo.

Paisaje
Esta tarde tuve que cruzar una zona que esta ciudad exhibe con orgullo impúdico. Es un blanco que se expande como un cáncer, toma descampados, plazas, calles, casas. Se chupa la vida y a su paso deja la monotonía del paisaje industrial. Como en la película “The wall” un muro de concreto avanza devorándolo todo con el desenfreno del Progreso (para unos pocos). Hoy vi caños prendidos a las paredes como cicatrices, vi humo escupido de chimeneas descomunales, vi inmensos tanques de metal que brillaban con el sol del atardecer, vi obreros salir y entrar por los orificios de concreto. Y vi agentes controlando a los obreros, vi gerontes gerentes controlando a los agentes. No; definitivamente ésta no es la sheakespeareana leche de la bondad, éste es un veneno blanco que mata todo lo que encuentra a su paso.

Invisibilidad
De mañana. Limpio los rincones de esta pieza en la que vivo y descubro un sistema de telarañas entre las patas de los muebles. Silenciosas, ellas tendieron sus redes alrededor de mis pasos. Así me gustaría obrar, con el sigilo de las arañas."

2 comentarios:

  1. Gracias Mariano,
    La selección que hiciste me dice que encontraste un derrotero entre los fragmentos, que llamaría perceptivo, y que yo no había notado. Agradezco tu lectura porque en una frase creo que condensás la sensación que sobrevuela todo el tiempo: la experiencia fuerte no está ahí, siempre se corre hacia un adelante ilusorio que motoriza el seguir buscando.
    Una sola aclaración: yo he elegido el fragmento por gusto de la brevedad pero también como condena por no saber expandir mis argumentos hacia géneros con más "carnadura". Es un doble juego de atracción estética y limitación técnica. Esto no quita que admire los géneros extensos, ni creo que la velocidad de la vida moderna nos quite el placer de estar 3 meses con una novela de 1200 páginas. Al contrario: es un desafío a nuestra propia interioridad en donde todo va a mil por hora. A propósito, uno de mis fragmentos dice: "la lectura es la última tentación de la Lentitud". Un novelón es también una coraza.
    Otra vez muchas gracias por leerme.
    Maxi

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  2. De nada Maxi. Me gusta lo que decís pero che, no nos faltes los sábados ¿o el único lugar donde voy a tener para hablar con vos es en un comentario de blog? Si no podes por el tren o lo que fuere, te paso a buscar por Rodriguez pero no me faltes que sino no hay emoción en el grupo...

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