Añoralgias

Hoy viernes 14 de junio, a escasas 24 hs. de otra tragedia sarmientina para la colección amarillista, siento añoranza de bocinas y nostalgia de chicharras. Combinadas, se funden en calladita añoralgia que mira en lontananza hacia el idílico Este y nada, ninguna luz, ningún sonido. Es que el silencio recorre las vías, la estación está vacía. Enfrente, sobre la avenida que es también ruta, impúdicas se exhiben las filas junto a las paradas de los  colectivos que hoy son más caóticas que de costumbre. 
Si hasta echado en mi cama, a la vuelta de la estación, recuerdo de haberme olvidado escuchar el de las 15:29 rumbo a Moreno. Nada. Y los apretujamientos de La isleña, en viaje a Luján, no son lo mismo. No, ni pizca de condimiento sarmientino. 
Crónica triste ésta, de las que se callan pronto porque no tienen nada que decir. Si me retacean la experiencia y la imaginación flojea, mejor buscar el punto final.

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