por Lucía Rodríguez
Me hubiera gustado ser él. En marzo cumplió 94 años. Las biografías
dicen que tuvo una infancia difícil, que estuvo en la segunda guerra mundial,
que es pintor, poeta, traductor, y dramaturgo. Es un tano criado en Francia y
Estados Unidos, que sabe de la tristeza y de la muerte pero tiene un canto en
el corazón. Él se animó a editar “Aullido” y lo leyeron en su librerìa-editorial
City Lights, en San Francisco. De los poetas beat es el de perfil más bajo, el único
vivo; pareciera que prefiere ser un laburante y seguir en el día a día en vez
de estar muerto en el podio.
Cuando siento que me estoy cayendo, le agarro la mano,
entonces me quedo contemplando su obra, (como él se queda con este instante de
vida salvaje), muda, asombrada,
enamorada.
CAMAFEO DE VIDA SALVAJE, TEMPRANO DE MAÑANA por
Lawrence Ferlinghetti
Junto al gran río Deschutes
en la orilla cubierta de césped
el sol golpeando
los altos acantilados
riscos de piedra esculpidos
alto y lejos
al otro lado del río
Al pie de una abrupta pendiente marrón
a una milla de distancia
seis ciervos de cola blanca
cuatro machos jóvenes con cuernos bifurcados
y dos pequeñas hembras
enmudecen en la eternidad
bebiendo el río
luego en tiempo real alzan las cabezas
y suben cada vez más arriba
un empinado tenue zig zag
a pleno sol
Los acerco con los binoculares
como en un camafeo redondo
Hay un agujero hueco en un árbol
por el que uno mira
Uno por uno ellos
beben silencio
uno por uno
trepan tan calmos
sobre el borde del cañón
y sin mirar atrás
desaparecen para siempre
Como cierta gente
en mi vida
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