Los chicos de ayer vuelven
al barrio
a gastar algunas horas
en las que fueron sus casas
sus calles
su escenario
hace unos años
apenas
según como se los mire
unos pocos
cuantos años
antes de la fuga
los golpes
y el desagravio
cuando llegaban caminando
o en remís
de madrugada
y cruzaban los pasillos como
un rayo
y se encerraban en sus
cuartos expectantes
y soñaban
sueñan todavía
sin saber a ciencia cierta:
la paz
la justicia
una hazaña
el aplauso
la libertad
el amor
un beso
cualquier trabajo.
Tan distintos a los chicos
de hoy
estos chicos de ayer
que gritaban desde los
techos
asustando a algún vecino
y pateaban la pelota bien
alto
y peleaban también
si alguien quería
tomar el barrio por asalto
vuelven a sus antiguas casas
prueban viejas recetas
escuchan las mismas
historias
y entierran a sus padres
de tanto en tanto
o encuentran fotos viejas
y se quedan pensando:
la infancia
los amigos
la ilusión
el desencanto.
Los chicos de ayer vuelven a
sus casas
y a media mañana
salen a comprar el diario
pisando las mismas
veredas rotas
para siempre vacías
taciturnos
extranjeros
cabizbajos
alzando la mano para saludar
a algún viejo
de los pocos que van
quedando
de esos tiempos suyos
tan distantes
y cercanos
que parece mentira
que se hayan convertido en estas sombras
que vagan extraviadas por el barrio.
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