Presencia




Después del suspenso
acostumbrado
ritual
en estas tierras
llegó nomás
por fin
la primavera
y en los suburbios renovados
de las ciudades
maldice su infortunio
la horda de poetas 
circunstanciales
esos cronistas mezquinos
de escarchas
y tempestades
que deambulan 
abrigados todavía
por los viejos
trastocados arrabales
confirmando de repente
sus sospechas
constatando sin remedio
fatalmente
su vigencia:
se acabó el juego habitual
de llenar con palabras
una ausencia
la súbita evasión
estacional
de la materia
la fuga
el retiro
el abandono
la sustracción temporal
de la apariencia
qué poco hay que decir
cuando florece
el campo
y la verdad se manifiesta.

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